Por qué hago Tai Chi: testimonio de una alumna

Tengo 68 años y hace ocho años me sometí a una intervención quirúrgica importante, con el riesgo de quedarme coja. Cuando me recuperé la pierna afectada estaba perfectamente, aunque no tenía sensibilidad en la parte superior. Me recomendaron que hiciera Tai Chi y comencé a practicarlo, al principio una vez por semana, más tarde, y con otro profesor con el que continúo, pasé a tres veces por semana, y ahora suelo practicar Tai Chi cinco horas semanales.

Las primeras clases fueron bastante descorazonadoras, porque tú ves al profesor hacer unos movimientos armoniosos y en principio muy sencillos, pero que tú eres incapaz de repetir; de hecho, te pierdes totalmente cuando te mueves. Poco a poco, los movimientos con las piernas y con los brazos se asemejan algo a los que hace el profesor (que te corrige continuamente) y al cabo de un tiempo van saliendo, y lo que es más importante, entiendes la mecánica de los movimientos de las rutinas.

A medida que fui mejorando en los movimientos y aprendía las secuencias de las rutinas, me di cuenta que mi forma física también mejoraba, y eso que yo hacía gimnasia desde hacía muchos años y mi estado físico era bueno. En primer lugar noté un desarrollo del sentido del equilibrio, además la fuerza física en las piernas también mejoraba de forma que el hacer las posturas más difíciles cada vez requería menor esfuerzo, igualmente mejoraba la flexibilidad de las articulaciones, especialmente de las rodillas; y por si esto fuera poco, las piernas se me pusieron mucho más definidas y bonitas y el vientre se redujo y se fortaleció muchísimo. También fui notando que ganaba mucho en cuanto a la armonía en los movimientos y la elasticidad en general, especialmente en las caderas y en la espalda, a la vez que corregía defectos en ciertas posturas gracias a la reeducación postural.

El elemento básico en la práctica del Tai Chi es la respiración. Al mismo tiempo que se aprenden las posiciones y las rutinas se aprende a respirar, si no se hace adecuadamente nunca se practicará Tai Chi. El principio básico es respirar siempre por la nariz y de forma acompasada con cada movimiento; al principio puede parecer muy difícil además de un martirio, pero una vez acostumbrada no se sabe hacer de otra manera. Esto facilita los movimientos y el equilibrio, a la vez que aumenta la capacidad respiratoria de los pulmones, incrementa la resistencia física, mejora notablemente la circulación de la sangre y, evita el agotamiento que pueda causar la práctica de las rutinas.

Por último, quiero señalar un aspecto que también aprecié, y que en principio puede parecer no estar relacionado con la práctica del Tai Chi, es la sensible mejora en cuanto la capacidad de la memoria, ya que el tener que aprender los pasos, los movimientos, y las rutinas exige mantener atención, concentración y memorización de los mismos, con lo que en poco tiempo se advierte la mejoría. De esta forma, aumenta la flexibilidad mental, la creatividad y la capacidad de aprender algo nuevo.

En suma, el hacer Tai Chi me ha supuesto un evidente progreso de mi forma física y también me ha proporcionado una mejora psicológica, mayor armonía mental, reducción del stress y seguridad en mi misma. Puedo decir que en estos momentos el Tai Chi supone una faceta importante de mi vida porque además de agradarme es un estimulo a la superación en general.

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